Ser mujer en un país machista no es fácil, sobretodo cuando no se respetan aquellas leyes que dicen “protegernos”. Muchas veces no son aplicadas o simplemente se pasan por alto. Y la pregunta es ¿por qué si somos tan indispensables para el desarrollo de una sociedad no se nos da un lugar que implique un grado de igualdad?, que conlleva a que aún tengamos que recibir otro tipo de trato diferente al del género masculino. La verdad es que muchos factores intervienen a que esto siga ocurriendo y lo peor de toda esta situación es que muchos de ustedes, apreciados lectores, apoyan esto y se quedan sentados viendo como todos los días se viola una y otra vez la alteridad erótica.
Se debe aclarar que la igualdad reclamada por las mujeres no se refiere a llegar a ser similar al género masculino, esta solicitud se hace con el objetivo de exaltar el papel que cumplimos, ese papel tan fundamental y vital, que se reconozca que no somos inferiores ni como se nos suele decir el sexo “débil”. Ni un hombre imperfecto con capacidades intelectuales mínimas como decía el conocido psicoanalista Sigmund Freud, somos mucho más que eso: somos hijas, hermanas, madres, compañeras laborales, empresarias, estudiantes, en fin somos mucho más que un objeto en el hogar. Somos pioneras de la igualdad en Colombia o al menos esto es lo que nos debemos proponer, una lucha para que no se nos obligue a competir contra los hombres para obtener ese lugar que por derecho es nuestro, nos pertenece, y con esfuerzo (porque nada cae del cielo, y en esta época parece que los milagros fueran simples mitos o se hubieran extinguido de la faz de la tierra).
Deja un comentario